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Castillos en el aire

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Creo que desde que salí del instituto casi no había hecho una semana completa de cumplir un horario fijo, y muchísimo menos madrugando (desde entonces siempre tuve clase por la tarde). Por eso esta semana ha sido para mí agotadora. Felizmente agotadora.
Hace cosa de un mes me enteré (casualmente. El cómo me enteré es otra historia) de un curso que me interesaba bastante. Tuve una prueba de selección y me quedé en reserva. Era la segunda, malo sería que en un curso de este tipo no se dieran un par de personas de baja.
Después de un mes sin saber nada nuevo, prácticamente me olvidé del curso.
La semana pasada me llamaron, y mientras al otro lado del teléfono no paraban de decirme expresiones como “ya llevan un mes de clase”, “están bastante avanzados” o “tendrás que ponerte las pilas”, yo no paraba de repetir “sisisisi”, “no hay problema”, “el lunes a primera hora estoy allí”. Todavía no entiendo como es que siguen llamando a la gente después de un mes del comienzo. Y cuando digo que a mí me llegan las cosas todas a la vez es por algo. Justo antes de que sonara el teléfono estaba matizando un plan que me había salido para este verano completo. Bye bye plan.
Ahora madrugo, como antes. Ahora llego a un laboratorio con luz roja y me paso la mañana entre reveladores y fijadores. Ahora hago cosas completamente a oscuras. Ahora necesito utilizar reloj (cosa que yo nunca hago). Ahora tengo algo por lo que emocionarme durante un minuto y medio cada vez. Ahora estoy aprendiendo a manejar una cámara de fotos en condiciones. Y a hacer mejor las cosas. Y curiosamente, pese a mí (yaconocidoportodos) miedo a la gente, lo que más me inquietaba (aunque tenía su parte de culpa en mis nervios) no era llegar allí el lunes sin conocer a nadie cuando ellos ya llevaban un mes juntos. Yo estoy allí y no hay demasiado problema.
Estoy muy cansada, mucho, pero de momento puedo soportarlo. Bastante bien de hecho.
Ahora tengo que pensar por donde voy a seguir caminando, que no es una tarea nada fácil. Y tengo que preocuparme de otras cosas y otras personas. Nuevas personas que estúpida y ridículamente se empeñan en quedarse alojadas en lo que tengo sobre los hombros. Y a mí no me da la gana.

4 comentarios

Carak -

Hola, he estado leyendo tu blog, y me ha parecido bastante interesante. Además he leído que tienes alguna relación con León, y bueno, yo soy de allí, y me hecho cierta ilusión que mi ciudad sea conocida por alguien.
Además, te pareces a mí en muchas cosas: no usas reloj, tiene una especie de fobia social, te gusta la fotografía (a mí también me gusta, pero nunca he revelado fotos en la sala oscura ni nada, aún estoy en proceso), y bueno, algo más habrá.
Me has caído bien, de verdad. Seguiré leyendo tu blog con mucho interés. Me alegra saber que hay gente que merece vivir en algún lugar de este planeta.
Namarië.

po -

¡olé! te veo animada y me contagias :)
a seguir revelando fotos. ¡Pronto exposición, ehh!!
Besitos :)

Korova -

Yo soy adicto a los cursos. De hecho trabajo en una academia que imparte cursos del paro y la gente es muy buena. Se crea un ambiente de compañerismo que no vi en ninguna otra parte.

¡Saludillos!

keleta -

Bueno, está muy bien ¿no? Te animo a que sigas así, a mí me encanta probar nuevos trabajos y ponerme nuevos retos. A base de superar esos retos es como se va creciendo. Que tengas suerte y elijas bien por donde caminar! ;)